Yo soy un pobre juglar peregrino,
que viene a divertir a los señores:
sentadme al fuego y escanciadme vino.
¿Queréis cantos de guerras o de amores?

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Así empieza mi rutina de cuerdas que mayores alegrías me ha proporcionado en magia, apta para hacerla en en todas las situaciones pero no para los oidos de los más pequeños, pues es un pelín picarona.

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Buscando reina hallábase un apuesto Borbón

Con otros tres infantes a caballo percherón.

Princesas engalanadas con sórdidos secretos de amor

En donde el odio no se hace presente, todo es honor.

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Y qué tal de un juego de cartas en donde hagas lo que hagas, las caballeros van a lisonjar siempre a sus damas. No nos confundamos.

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A un bello baile de gala, numerosos hidalgos y pomposas damas acudieron en busca de fama.

Mas un apuesto caballero fijóse en cuatro hermanas, sentadas y de bailar sin ganas.

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O quizás hartas de tan sórdido caballero, ya sea por su fealdad o por su pesadez, van desapareciendo de su vista una a una.

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Y de postre... una de cuentos, la Cenicienta, los Tres Cerditos, los Conejitos... ahí va un fragmento.

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De mi viaje a Segovia,

El animal que yo mejor recuerdo
es sin ninguna duda, el cerdo. (Adpatación de un libro infantil en verso)